
FRAN
AQUEVEQUE
Junio 2025
Puerto Varas nos recibió el día anterior con lluvia de esas que dicen “la tiran con Balde”. La lluvia, el frío, el calor del fuego a leña y mirar al lago: que especial lugar. Perfecto para un descanso previo a girar el pedal por 233 km. Están todos locos lo que se atreven a esta aventuras, dicen.
Sabíamos que nos esperaba frío, lluvia, repechos y vistas maravillosas. Sabíamos que nos moveríamos a la velocidad del paisaje y que en el camino cruzaremos palabras de aliento y de quejas con otros locos y locas como yo. Que encontramos placer y disfrute en el sufrimiento. Porque todo es hermoso y romántico y mágico pero también doloroso.
Que hay guardado en cada alma y en cada cuerpo que busca la experiencia ultra? Arrancamos de la realidad o disfrutamos el presente?
La vuelta del Nuco tuvo todo lo esperado: Lluvia desde el comienzo, viento en contra y a favor, humedales, arcoíris, praderas, mucho verde por cada rincón y en el horizonte. También tuvo de lo inesperado: altimetría, bajas temperaturas, cantos de Nucos en los últimos km dónde lo único que iluminaba el camino era el cielo estrellado. Estrellas fugaces, que hacen volver a la infancia y a pedir deseos con toda la fuerza del corazón.
"Nuco tuvo todo lo esperado: Lluvia desde el comienzo, viento en contra y a favor, humedales, arcoíris, praderas, mucho verde por cada rincón y en el horizonte."
No podía terminar distinto a cómo empezó: lluvia, viento, ansiedad. La meta, el calor de los abrazos y las palabras de estos locos y locas que lograron cruzarla unas horas antes.
Tantas historias distintas para una misma experiencia, que vuelven a casa para ser contadas y escuchadas por quienes pacientemente soportan nuestro discurso monotematico, el discurso de almas enamoradas de la bicicleta, el viento en la cara, el frio en los pies que entumen hasta que dejan de sentirse y de moverse. Del placer que dejan las cokitas en el camino y completos en meta. De cafecitos conversados con la gente que queremos y que se ha ganado un lugar en el corazón, compartiendo lo que cada kilómetro deja para contar cuando las canas nos invadan y recordemos una vida bien vivida sobre dos ruedas.
Fran Aqueveque.

NICO
HERNÁNDEZ
Marzo 2025
Dentro de mi corto camino como ciclista aficionado, las carreras se han vuelto durante este año el desafío mayor que me propuse para seguir adelante en este lindo deporte.
Existen eventos Ultra de gran atracción a lo largo del país, especialmente en la zona central, pero al ser del sur del país, se vuelve complicado asistir con frecuencia a las distintas competencias.
"Una carrera que ofrece meta volante, de montaña e ilustraciones escondidas, innovador para cualquier carrera"
La liga Ratonneur llegó a sorprender el calendario, ofreciéndonos una serie de carreras a lo largo del año para mantenernos ocupados y activos, compitiendo y divertirnos, conocer y disfrutar junto a ciclistas, que en algún punto de vista, buscamos lo mismo: pedalear.
La primera fecha superó mis expectativas. Partiendo por una inscripción accesible comparado a eventos de esta misma categoría, el típico cariño sureño de parte del staff, un kit de ensueño con detalles rústicos, alimentación, confecciones a mano y distintos stickers divertidos característicos de un ratonneur. Una carrera que ofrece meta volante, de montaña e ilustraciones escondidas, innovador para cualquier carrera, que entregan puntaje para poder posicionarse mejor en la tabla general después de las cuatro fechas de la liga. Sin duda, algo que mantuvo los sentidos y el interés de no aflojar en ningún momento.

Partimos corriendo de madrugada, con un ambiente inigualable, con corredores de nivel, entre risas y nerviosismo, cruzando Valdivia a través de su costanera y ríos para comenzar a escalar cerca de 14 km que lograban colocar en su lugar a cualquiera, donde todos daban su mejor para lograr tomar la primera barcaza que nos llevaría a la localidad de Corral y continuar la etapa recorriendo el borde costero de la región de los Ríos. El clima era perfecto y el compañerismo fue inigualable al momento de cruzar el Río Valdivia, pudiendo conversar con amigos, observar el paisaje, compartir un bebestible o simplemente sentir tranquilidad.
La ida hacia la playa Colún se transformó en un sin fin de paisajes de categoría, un verde profundo constante, mar, animales y repechos que lograban estrujar las piernas teniendo que controlar esfuerzos para no quedar vacíos para lo que restaba de carrera.
Cada punto de control estaba lleno de energía positiva, comida, agua y bebidas para todos los gustos. Se podía continuar recargado de energía con abastecimiento y palabras de aliento que te devolvían la energía al cuerpo. Todo esto, acompañado de un registro fotográfico de primera categoría, que logró plasmar las vivencias de cada uno, junto con el esfuerzo, diversión y sufrimiento que fusionado con el entorno, dejan postales que frecuentemente vuelvo a ver con ganas de revivir la experiencia.
Luego de una serie de calambres, pude recuperarme y volver a encontrar el ritmo que me llevó a acortar distancias, enfrentar la meta montaña y sobrevivir a la serie de repechos que nos esperaban camino a Santa Helena, para finalizar con un plano en solitario donde sólo podía pensar en si sería capaz de mantener la posición que había alcanzado.
Llegar a la meta fue de ensueño, donde después de entregar a los pedales lo que mi cuerpo y mente soportaba, logré quedarme con un tercer lugar que me posicionó en un podio por primera vez haciendo este deporte (o cualquier otro), sin duda, una vivencia que guardaré para siempre.
El recibimiento en meta fue la guinda de la torta. Junto a los abrazos de nuevos compañeros de ruta, registros audiovisuales, alimentación, fiesta post-carrera, premios, risas, la Vuelta del Cormorán finaliza exitosamente y me devuelve a mi ciudad con nostalgia, pero a la vez, ansioso y contento, ya que sé que la aventura continúa, y si bien, cada vez las rutas se vuelven más extensas, eso sólo significa que podremos disfrutar (y apretar) de las rutas por mucho más tiempo y kilómetros. Gracias Liga Ratonneur por lo que hicieron y lo que harán. Nos vemos en el Nuco!

NICO
PRIETO
Abril 2025
Hola, me llamo Nicolás Prieto, soy de la ciudad de La Serena.
Para contar parte de esta experiencia en la Liga Ratonneur, empezar por decir que la bicicleta va más allá de pedalear, es un conjunto de experiencias física y mental, si bien es cierto compites con otros participantes, tu principal rival en estos tipos de eventos de larga distancia es tu mente, tú mismo.
Participe en la primera fecha. La llamada vuelta del cormorán con una distancia de 180 kilómetros, una etapa diseñada a modo personal como perfecta.
No conocía a nadie sin embargo la organización desde un inicio se tomó el tiempo de hacerme sentir parte de ellos, un sureño más, incluso antes de llegar a Valdivia, quisiera destacar la entrega de kit que de verdad fue muy bueno, un bolso hermoso color salmón con la ave el cormorán, y todo su contenido (la Kombucha, el número, el abre botella y los stickers de Mata) pocas organizaciones se toman el tiempo de estos detalles y la verdad se agradece.
La ruta: una ruta bastante dura de empezar, salimos muy temprano antes del amanecer y con el tiempo en contra ya que debíamos llegar de Valdivia hasta niebla lo antes posible para alcanzar el ferry y lograr cruzar hacia corral, lo logré pero fue muy agotador. De aquí en adelante la ruta fue hermosa y más agradable con una vista al mar hacia la derecha pero con muchos repechos que te iban comiendo las piernas, hasta llegar al kilometro 85 en huiro (PC1) pero el esfuerzo era recompensado, aquí había de todo para abastecerse , desde frutas, agua, dulces y un rico pan, pero lo más increíble que todo fue dentro de un bosque (hermoso) era una selva, un punto de control a destacar sobre todo para mí que no conocía esta ciudad.
Seguimos con la ruta de vuelta hasta corral para comenzar lo más duro de la ruta, ya que había una pendiente con grava, recuerdo la llamada pirámide en el kilómetro 138 con 8.6% de pendiente, bastante dura la verdad hasta llegar al PC2 en Sunckel en el kilómetro 144, aquí los amigos de la organización se pasaron, mientras firmaba la tarjeta me llenaron las botellas con agua (debo haber estado muy cansado jajaja) ya faltaba menos y estos gestos no se olvidan, así que a seguir el último tramo hasta llegar hasta la ciudad de Valdivia.
"Participe en la primera fecha. La llamada vuelta del cormorán con una distancia de 180 kilómetros, una etapa diseñada a modo personal como perfecta"
Durante el trayecto se destacan los paisajes , todos los lugares recorridos, y también mencionar a los fotógrafos que sin lugar a duda son muy importantes, ya que perpetúan una hermosa imagen a través de la fotografía.
Por fin llegué, en general me sentí bien, pero más aún por el recibimiento y aplausos de los ciclistas que llegaron antes, y sin contar a demás que me esperaba una rica kombucha en lata y papas fritas el el restaurante el regreso, que mejor para recuperar.
Espero poder asistir a la tercera fecha y dejo invitado a quien quiera que esté leyendo este extracto, les aseguro no se arrepentirá.